Contribución para la galería de experiencias personales de Amanda Luna Tacunan

Referente de BtE en Sajonia-Anhalt/Alemania central

Trabajo independientemente para BtE desde el año 2017, año en el que también pude recibir la capacitación de preparación como ponente en el área de aprendizaje global, pude realizar la hospitación y empezar con mi primer seminario. Los materiales educativos, informativos como el acompañamiento de parte del equipo de BtE siempre estuvo a disposición, experiencia que me deja muy gratos recuerdos, porque se desarrolló un ambiente de confianza con las personas que trabajan en el área. Los encuentros entre ponentes también fueron muy productivos debido a que se comparten muchas ideas, iniciativas y procesos de aprendizaje.

Personalmente me posiciono como mujer quechua indígena, socializada en la región andino amazónica de Huánuco - Perú hasta mis 26 años. Yo viví y realicé la escuela en esta región y la universidad en la ciudad de Huancayo. En ambas regiones tuve participación política social desde los 9 años, debido a que mis padres y abuelos fueron y son personas muy comprometidas con la justicia social. Aunque esta actividad no era parte de mi formación académica, siempre opté por dar más visibilidad a las personas con menos privilegios u oportunidades. Por tal motivo siempre trabajé con grupos enfocados en el ámbito político social, sin saber que el activismo que realizaba en mi niñez y juventud me podrían brindar conocimiento práctico, que muchas veces en Alemania no es conocido o valorado.

El primer tema que presenté por medio de BtE fue “resistencia indígena” con la casa del mundo en la ciudad de Colonia, al lado de un representante indígena colombiano. Esta experiencia me enriqueció mucho, porque los asistentes estaban abiertos a dialogar, y a escuchar otras realidades, por otro lado, también podía aprender de las críticas constructivas que se generaban en la evaluación. Fue un seminario en formato de discusión, del cual hasta ahora me llevo momentos gratos.

El proceso de migración muchas veces desequilibró mi autoestima, debido a que, en mi país, ya me encontraba trabajando, había vivido sola desde los 17 años y el hecho de mudarme al país de Alemania, significó un nuevo comenzar. Muchas veces por la barrera del idioma me sentía un poco limitada en mi participación política social, en comparación de lo que experimentaba en mi país. El hecho de haber conocido BtE me generó confianza, porque me sentí valorada por los conocimientos que aportaba, ya que, en la mayoría de los seminarios que acompañé, las personas fueron muy sensibles y educadas. Poder presentar temáticas en las que había trabajo de forma personal en Latinoamérica y poder compartirlas en Alemania me generó mucha satisfacción conmigo misma y elevó mi autoestima.

El trabajo como ponente de educación política con BtE es siempre un constante aprendizaje, reflexión y procesos de vida. Aunque venga de una región quechua y mis padres me criaran con tradiciones, la mentalidad postcolonial siempre estuvo presente en la escuela, la universidad y muchas veces también en círculos de personas con historias migratorias en Alemania, ya que personalmente cuido, en no asumir el rol de representante de ninguna realidad que no conozco porque automáticamente por medio de mis privilegios puedo abusar de mi poder, dañando o fortaleciendo patrones de prejuicios de un determinado grupo o realidad latinoamericana. Por todo lo antes mencionado solo presento o apoyo temas en los cuales he trabajado directamente y en los cuales ya he reflexionado o he hecho procesos de aprendizajes, para no adueñarme de teorías u otras realidades que no son parte de mi identidad. Con BtE he tenido la libertad de trabajar los temas desde mis puntos fuertes y a base de mis perspectivas, situación que es muy difícil encontrar en otras instituciones de educación de desarrollo sostenible (BNE).

En cuanto a los grupos de talleres, que he acompañado durante estos 5 años fueron muy diversos, desde niñes de un jardín educativo hasta adultes de la tercera edad, en la mayoría de eventos, he sentido el interés por el tema a presentarse, porque el tema es solicitado a BtE y no son impuestos por obligación. Este factor origina que las dinámicas grupales sean distintas y controvertidas. Los momentos más apasionantes que he podido experimentar con BtE fue trabajando con personas migrantes de primera generación, por la conexión inmediata que se desarrollaba entre nosotros, así como la empatía y la confianza, debido a que ambos tuvimos que hacer el mismo proceso de visado, la soledad, la tristeza de irse de casa y la preocupación de conseguir los recursos primordiales para seguir con tu vida en Alemania.

Es necesario aclarar que también entre personas de primera generación teníamos privilegios distintos, dependiente de nuestras historias de vida dadas en los países de procedencia. Tener siempre esto en cuenta, me ha enriquecido mucho en el trabajo de aprendizaje global, debido a que como ponente presentas tu socialización, pero al mismo tiempo también te encuentras en el proceso de entender que hay cambios en ti misma como persona. Lo mencionó porque a veces he tenido que reflexionar mucho, para no idealizar o romantizar temas del sur global.

Otro factor muy importante en este trabajo con BtE fue el sistema de trabajo con otros ponentes de otros países, en la mayoría uno aprende a intercambiar a evitar conflictos y se pone a prueba otras competencias. El trabajo conjunto con otros ponentes alemanes o de otras nacionalidades me ayudó a aprender y respetar las perspectivas, pero al mismo tiempo pude conocer la forma de trabajar de cada uno de ellos, así como conocer diferentes culturas institucionales.

Para muchas personas el trabajo con BtE significa mucho más que una capacitación, ya que, lo que para unos es una posibilidad adicional, significa para otros la POSIBILIDAD de recuperar su autoestima. La posibilidad que una institución te pague tu capacitación, te de independencia y confianza, muchas veces es muy difícil de encontrar en otras instituciones.

Hasta la actualidad trabajo con BtE y pienso que lo continuaré haciendo los próximos años, por la experiencia que uno tiene con los grupos de trabajo, discusión o preparación.

Übersetzung des Beitrages von Amanda Luna Tacunan, BtE-Referentin in Sachsen-Anhalt/Mitteldeutschland, für die Galerie der persönlichen Erfahrungen

Seit 2017 bin ich selbstständig für BtE tätig, ein Jahr, in dem ich auch die Ausbildung zur Referentin im Bereich des Globalen Lernens absolvieren, mein Praktikum machen und mein erstes Seminar beginnen konnte. Die pädagogischen und informativen Materialien sowie die Unterstützung durch das BtE-Team waren immer gewährleistet, eine Erfahrung, die mir in angenehmer Erinnerung bleibt, weil sich eine vertrauensvolle Atmosphäre mit den Menschen, die in diesem Bereich arbeiten, entwickelt hat. Auch die Treffen zwischen den Referenten und Referentinnen waren sehr produktiv, da viele Ideen, Initiativen und Lernprozesse ausgetauscht wurden.

Ich bezeichne mich selbst als indigene Quechua-Frau, da ich bis zu meinem 26. Lebensjahr in der Anden-Amazonen-Region Huánuco in Peru sozialisiert wurde. In dieser Region bin ich zur Schule gegangen und habe in der Stadt Huancayo studiert. In beiden Regionen habe ich mich seit meinem 9. Lebensjahr sozialpolitisch engagiert, denn meine Eltern und Großeltern waren und sind weiterhin sehr im Bereich der sozialen Gerechtigkeit involviert. Obwohl diese Tätigkeit nicht Teil meiner akademischen Ausbildung war, war ich immer bestrebt, Menschen mit weniger Privilegien oder Chancen mehr Sichtbarkeit zu verschaffen. Aus diesem Grund habe ich immer mit Gruppen zusammengearbeitet, die sich auf den sozialpolitischen Bereich konzentrieren, ohne zu wissen, dass der Aktivismus, den ich in meiner Kindheit und Jugend betrieben habe, mir praktisches Wissen vermitteln könnte, das in Deutschland oft nicht bekannt ist oder nicht geschätzt wird.

Das erste Thema, das ich mittels BtE zusammen mit einem kolumbianischen Indigenen-Vertreter präsentierte, war „indigener Widerstand“ im Welthaus der Stadt Köln. Diese Erfahrung war für mich sehr bereichernd, weil die Teilnehmenden offen für den Dialog und das Zuhören anderer Lebensrealitäten waren und ich auch von der konstruktiven Kritik, die in der Auswertung entstand, lernen konnte. Es war ein angenehmes Seminar im Diskussionsformat, aus dem ich viel mitgenommen habe.

Der Migrationsprozess brachte mein Selbstwertgefühl aus dem Gleichgewicht, da ich bereits in meinem Heimatland arbeitete, seit meinem 17. Lebensjahr allein gelebt hatte und der Umzug nach Deutschland ein Neuanfang bedeutete. Aufgrund der Sprachbarriere fühlte ich mich in meiner politischen und gesellschaftlichen Teilhabe, verglichen mit dem, was ich in meinem Heimatland erlebt, oft etwas eingeschränkt. BtE kennenzulernen gab mir Selbstvertrauen, denn ich fühlte mich für mein mitgebrachtes Wissen wertgeschätzt, da in den meisten Seminaren, die ich besuchte, die Leute sehr einfühlsam und höflich waren. Themen, zu denen ich persönlich in Lateinamerika gearbeitet habe, in Deutschland präsentieren zu können, hat mir viel Selbstzufriedenheit gegeben und meinen Selbstwert gesteigert.

Die Arbeit als BtE-Referentin für entwicklungspolitische Bildung ist immer ein ständiger Lern-, Reflexions- und Lebensprozess. Obwohl ich aus einer Quechua-Region stamme und meine Eltern mich mit Traditionen erzogen haben, war die postkoloniale Mentalität in der Schule, an der Universität und oft auch in Kreisen von Menschen mit Migrationsgeschichte in Deutschland immer präsent. Persönlich achte ich darauf, nicht die Rolle einer Repräsentantin einer mir unbekannten Realität einzunehmen, da ich durch meine Privilegien automatisch meine Macht missbrauchen und vorurteilsbehaftete Muster einer bestimmten lateinamerikanischen Gruppe oder Realität beschädigen oder verstärken könnte. Aus all diesen Gründen stelle ich nur Themen vor oder unterstütze sie, an denen ich direkt gearbeitet habe und über die ich bereits reflektiert oder Lernprozesse durchlaufen habe, um nicht Theorien oder andere Realitäten zu übernehmen, die nicht Teil meiner Identität sind. Bei BtE hatte ich die Freiheit, Themen aus meinen Stärken heraus und aus meiner Perspektive zu bearbeiten, was in anderen BNE-Einrichtungen nur schwer möglich ist.

Die Workshop-Gruppen, die ich in diesen fünf Jahren begleitet habe, waren sehr divers, von Kindergartenkindern bis hin zu älteren Erwachsenen. Bei den meisten Veranstaltungen habe ich das entgegengebrachte Interesse an dem vorgestellten Thema gespürt, weil das Thema bei BtE nicht zwingend vorgegeben ist. Dies macht die Gruppendynamik anders und lebhafter. Die aufregendsten Momente, die ich bei BtE erlebt habe, waren die Arbeit mit Migranten und Migrantinnen der ersten Generation, weil sich zwischen uns eine unmittelbare Verbindung sowie Empathie und Vertrauen entwickelt hat, da wir beide den gleichen Visumsprozess durchlaufen mussten, die Einsamkeit, die Traurigkeit, die Heimat zu verlassen und die Sorge, die notwendigen Ressourcen zu bekommen, um das Leben in Deutschland fortsetzen zu können, kannten.

Es muss klargestellt werden, dass wir auch unter den Menschen der ersten Generation unterschiedliche Privilegien haben, je nachdem, welche Lebensgeschichte wir in unseren Herkunftsländern hatten. Das war für mich in meiner Arbeit zum Globalen Lernen immer sehr bereichernd, denn als Referentin stellt man die eigene Sozialisation dar, aber gleichzeitig befindet man sich auch in einem Prozess des Verstehens, dass man sich selbst als Person verändert hat. Ich erwähne das, weil ich manchmal sehr viel nachdenken musste, um Themen des globalen Südens nicht zu idealisieren oder zu romantisieren.

Ein weiterer sehr wichtiger Faktor bei der Arbeit mit BtE war das System der Zusammenarbeit mit anderen Referentinnen und Referenten aus anderen Ländern, bei dem man lernt, sich auszutauschen, Konflikte zu vermeiden und weitere Kompetenzen zu testen. Die Zusammenarbeit mit Referentinnen und Referenten aus Deutschland oder anderen Ländern hat mir geholfen, die Sichtweisen Anderer zu lernen und zu respektieren, aber gleichzeitig habe ich die Arbeitsweise jedes einzelnen und auch verschiedene institutionelle Kulturen kennengelernt.

Für viele Menschen bedeutet die Arbeit mit BtE viel mehr als nur eine Ausbildung: Für einige ist es eine zusätzliche Gelegenheit, für andere die CHANCE, ihr Selbstwertgefühl wiederzuerlangen. Die Möglichkeit, dass eine Institution für die Ausbildung bezahlt, einem Unabhängigkeit und Selbstvertrauen gibt, ist in anderen Institutionen oft sehr schwer zu finden.

Ich arbeite immer noch mit BtE und ich denke, dass ich das auch in den nächsten Jahren weiterhin tun werde, wegen der Erfahrungen, die man in den Arbeits-, Diskussions- oder Vorbereitungsgruppen macht.